27 oct 2016

Bertrand Russell: «La filosofía, a lo largo de su historia, ha constado de dos partes mezcladas inarmónicamente: por un lado, una teoría sobre la naturaleza del mundo; por otro, una doctrina ética o política sobre el mejor modo de vida. El no haber logrado separar las dos con claridad suficiente ha sido el origen de mucho pensamiento confuso. Los filósofos, desde Platón hasta William James, han dejado que sus opiniones sobre la constitución del universo fueran influidas por el deseo de edificación moral; sabiendo, según ellos suponían, qué creencias harían virtuosos a los hombres, han inventado argumentos, con frecuencia muy sofísticos, para probar que estas creencias eran verdaderas. Por mi parte, repruebo esta tendencia, tanto por razones morales como intelectuales. Moralmente, un filósofo que emplea su competencia profesional para algo que no sea la búsqueda desinteresada de la verdad, es reo de una especie de traición. Y cuando da por supuesto, antes de haberlo indagado, que ciertas creencias, verdaderas o falsas, son capaces de fomentar la buena conducta, está limitando de ese modo el alcance de la especulación filosófica y haciendo filosofía trivial; el verdadero filósofo está dispuesto a examinar 'todos' los conceptos previos. Cuando se ponen límites, consciente o inconscientemente, a la búsqueda de la verdad, la filosofía se paraliza por el temor y se prepara el terreno para una censura gubernamental que castigue a los que expresan "pensamientos peligrosos" –de hecho, el filósofo ha establecido ya tal censura sobre sus propias investigaciones» («Historia de la filosofía»; Madrid: RBA, 2009 [1945], páginas 890-891).
Juan José Sebreli: "Las revoluciones no surgen nunca de conspiraciones secretas, no son complots preparados por sectas subversivas, según la creencia típicamente policíaca del pensamiento de derecha. Las sectas subversivas existieron siempre en todas las épocas y en todos los países, y rara vez desencadenaron revoluciones, menos aún revoluciones triunfantes. A la inversa, cuando estalla la revolución, las sectas y sus dirigentes están ausentes o tienen escasa intervención. Los revolucionarios profesionales no sólo no preparan la revolución sino que son sorprendidos por los acontecimientos. El lugar de los revolucionarios profesionales en los días previos al estallido social no es nunca el de los hechos; no están en el centro de la tormenta, sino en la cárcel o más frecuentemente en el exilio, la biblioteca pública o el café bohemio adonde irá a sacarlos la revolución insospechada. El papel de las sectas o de los partidos políticos revolucionarios y de sus dirigentes no es hacer la revolución sino encuadrar a las masas y tomar el poder cuando el antiguo orden ya ha caído" («El vacilar de las cosas. Signos de un tiempo de transición»; Buenos Aires: Sudamericana, 1994, página 179).

¿Cómo ir al cielo sin pasar por el purgatorio?

Todos nos vemos confrontados de una forma o de otra con la muerte; la muerte de nuestros seres queridos y un día la nuestra propia. Pero, ¿cómo tener una imagen justa de la muerte? ¿Cómo podemos prepararnos para su llegada? ¿Cómo ayudar a aquellos que han de morir antes que nosotros? El cristianismo siempre ha puesto en valor la importancia de la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. De hecho, nos preparamos para la vida eterna desde nuestra vida terrenal. Pero, ¿es necesario pasar por el purgatorio?
La fidelidad a los sacramentos
Una reedición de la obra del sacerdote Martin Pradère Aller tout droit au Ciel avec la petite Thérèse [Ir directos al Cielo con Santa Teresita] desvela un secreto: cómo ir directos al Cielo sin pasar por el purgatorio. El autor sitúa de manera clara y detallada el purgatorio, en la Biblia, según la tradición, a partir de lo que dicen los santos. ¿Qué función tiene cada sacramento a la hora de prepararnos para llegar a la vida eterna?
El padre Pradère precisa, por ejemplo, que “la Eucaristía refuerza la caridad de aquel que, en la vida diaria, tiende a ser débil ante pecados veniales, y reaviva nuestro amor, nos capacita para romper los lazos disolutos en nuestra vida y profundizar las raíces de nuestra relación con Él”. ¿Qué hay de los otros sacramentos? ¿Cómo puede ayudarnos la fidelidad a los sacramentos para prepararnos para el Cielo?
¿El secreto de Teresa?
A través de su vida y sus escritos, Teresa de Lisieux, Santa Teresita, sin duda puede ayudarnos a prepararnos para el Cielo. El purgatorio existe, es un periodo de purificación antes de entrar al Paraíso. No obstante, el Señor prefiere que vayamos directamente al Cielo sin pasar por el purgatorio. Así que para agradar a Dios, debemos esforzarnos por ir directamente al cielo.
De hecho, el secreto de Teresa está en la caridad hacia Jesús y hacia nuestros hermanos y en la confianza del amor de Dios. Si amamos tanto como podamos desde la tierra, sin rechazar ningún pequeño acto de caridad, podremos ir al Cielo rápidamente.
La vocación de Santa Teresita es la de “pasar al Cielo haciendo el bien en la Tierra”. Así que, ¿por qué no intentar amar más desde esta vida terrenal? Viviendo la caridad de forma concreta desde hoy mismo, según nuestras posibilidades, nos prepararemos para ir directamente junto a Dios nuestro Padre.

¿En qué afecta la violencia televisiva a los niños?

Mecanismos psicológicos de asunción psicológica de la violencia
La violencia tiene un gran impacto en TV. Las investigaciones afirman que el 85% de los programas de ficción contiene violencia. Para hacernos una idea, un adolescente, antes de acabar este periodo evolutivo, habrá contemplado más de 13.000 muertes.
La contemplación de la violencia provoca violencia o al menos eso es lo que se supone, pero es difícil de demostrarlo empíricamente. Las variables que estarían implicadas en el impacto negativo de la violencia televisiva pueden ser las siguientes:
El contexto donde ocurre esa violencia: Si los contextos violentos que se nos ofrecen son similares a nuestro medio vital habitual, se podría dar un aumento de las actuaciones violentas por identificación con las mismas. La mayor parte de la violencia en TV ocurre en contextos interpersonales muy similares a nuestras propias vivencias.
La justificación de la violencia: La violencia gratuita tiende a aumentar el comportamiento violento, en la mayoría de las situaciones violentas que aparecen en la pequeña pantalla no se presenta como el último recurso sino más bien como el único. Los menores pueden acaba pensando que el ser violento es el único modo de ser.
El contenido de la justificación: Qué se nos puede decir con esa violencia. Los héroes violentos suelen erigirse en portadores de la verdad y la justicia, y dictaminan la bondad de los hechos por encima de los criterios éticamente aceptados por la sociedad.
La persona que percibe la violencia: Evidentemente la receptividad de la persona que está expuesta a las acciones violentas en la televisión depende de muchas variables, las principales podrí­an ser las siguientes:
Grado de frustración con el que se encuentre el televidente (situación puntual que acentúa la contemplación de la violencia).
Agresividad del perceptor (los más agresivos tienden a actuar de forma más violenta cuando ven violencia).
En el caso de los niños hay que añadir la fragilidad de sus criterios éticos, que les hace aceptar las expresiones violentas sin discernir su idoneidad.
La asunción de la violencia por parte de los más pequeños se puede explicar a través de distintos mecanismos psicológicos. Los más destacados podrí­an ser los siguientes:
Identificación: con los personajes de los programas televisivos. Mecanismo de raíces psicodinámicas que nos habla de la adopción³n como propia de las características del héroe por parte del niño.
Imitación: Condicionamiento Vicario. La imitación de un modelo socialmente aceptable, el héroe, por parte del menor.
Agudización: La violencia incrementará el comportamiento violento de sujetos propensos a la misma. Actuará como estímulo desencadenante en aquellos niños especialmente inquietos.
Ansiedad: El temor ante el entorno que se nos presenta como violento, conduce a respuestas defensivas que pueden producir respuestas de imitación, que en este caso serán respuestas violentas.
Asociación: Tiene que ver con el Condicionamiento Clásico. Se trata de asociar que ante situaciones de conflicto la única respuesta posible es la respuesta violenta. La repetición de este mecanismo va a generar otro proceso:
Activación del individuo: La repetición de respuestas violentas va a disminuir el umbral de sensibilidad del niño ante la misma y le va a facilitar emitir respuestas similares.
Desensibilización: Ley de la Habituación ante la repulsa de la violencia. La sucesiva exposición ante situaciones violentas produce que el niño cada vez sienta menos malestar ante las mismas. Esto podría explicar el silencio en los procesos de victimización entre iguales. Para un niño que está acostumbrado a aceptar las respuestas violentas no le va a suponer nada ver como maltratan a otro niño.
Pero el proceso de aceptación de la violencia televisiva y su traspolación a la vida real no sólo depende de variables individuales del niño. También©n la actitud familiar ante esta violencia influencia y facilita esa posible traspolación de la que hablamos. Entre las variables familiares implicadas en la repercusión de la violencia televisiva en los más pequeños estarán:
Comportamiento violento de los padres: un patrón de comportamiento violento por parte de algún progenitor o de ambos sumado a la contemplación de violencia en televisión puede aumentar las respuestas violentas en los niños, además de su justificación.
La contemplación de programas violentos por los padres: sobre todo cuando esta contemplación no es criticada, puede inducir a los menores a entender que si sus padres no condenan dicha violencia es que la misma es aceptable y, por tanto, ellos la pueden imitar con tranquilidad
Parece que hasta ahora estamos hablando sólo de series de ficción con personajes humanos, pero de la violencia tampoco se escapan los dibujos animados y las series de animación. En los dibujos animados las secuencias violentas son muy frecuentes. Los datos empíricos nos revelan datos sorprendentes:
El 40 % de las conductas violentas son ejecutadas por los protagonistas.
El 66% de las mismas son de carácter proactivo, no se producen como defensa ante nada.
El 75 % de las consecuencias de la violencia no aparecen o son mucho menores que en las de las de ficción reales.
La mayorí­a de las veces las conductas violentas están justificadas por un fin (amistad, justicia…)
No perdamos de vista que la abundancia de programas violentos a los que sometemos a los menores y la falta de respeto por parte de las cadenas televisivas en su compromiso de crear y cuidar franjas de contenido infantil no dejan de ser un maltrato institucional y social a la infancia. Sin embargo, que la violencia contemplada se plasme en la conducta personal dependerá¡, en buena parte, de la respuesta que den todos aquellos que tienen responsabilidades educativas sobre los niños: la familia, la escuela y los medios de comunicación.

7 oct 2016

¿Hitler “inventó” la crisis subprime? EL SISTEMA ECONOMICO DE HOY EN DÍA

No son pocos los sorprendidos al conocer que en la Segunda Guerra Mundial, el Departamento de Sabotaje de las SS de Hitler planeaba bombardear el reino Unido con un arma que podía llegar a desestabilizar todo el país. Esta arma no era una bomba atómica, ni un ataque químico, sino simplemente bombardear con libras esterlinas falsas.
Aunque parezca sorprendente, la inyección de moneda sin una garantía detrás de que la autoridad monetaria ha controlado su emisión, puede llegar a ser un arma absolutamente devastadora. Fue lo que denominó Operación Bernhard.
Esta operación consistía inicialmente en lanzar billetes desde un avión, presumiendo que la gente tendría más incentivo en hacer acopio de los billetes en lugar de entregarlos a las autoridades. Al final este método fue descartado en favor de un plan con efectos a más largo plazo. Decidieron realizar transacciones internacionales con cantidades crecientes de libras esterlinas falsas. Consiguieron poner en circulación cientos de millones de libras en los mercados internacionales de forma que poco a poco los billetes falsos fueron penetrando y circulando en los mercados británicos.
En Londres, una vez detectada la emisión fraudulenta de libras esterlinas, el gobierno británico se encontró con un serio problema. Tenía dos opciones: aceptar haber sido engañados, lo que les haría perder credibilidad financiera y aumentaría la desconfianza de los acreedores del Reino Unido en los mercados internacionales; o bien, mirar a otro lado, desentenderse y aceptar como legítimos los billetes falsos. Churchill optó por legitimarlos para salvaguardar el prestigio de la economía británica y mantenerlo como secreto de Estado. A la economía británica le costó cierto tiempo digerir los efectos económicos de esta inyección fraudulenta de liquidez.
Los efectos nocivos de un arma de este calibre son diversos. Los alemanes habían sufrido, en el periodo de entreguerras, procesos de hiperinflación derivados de las emisiones masivas de marcos para hacer frente a los pagos del Pacto de Versalles. Asistieron a la erosión no sólo su capacidad financiera sino también su capacidad productiva.
Por lo tanto, eran muy conscientes de que la inyección de dinero no acompañada de generación de valor económico real induce inflación y cuando las expectativas sobre una liquidez creciente se desbordan se entra en un bucle peligroso de hiperinflación.
Además, esta maniobra propicia la desconfianza en la moneda pues los usuarios desconocen si el billete que tienen delante es falso o no. Esta contaminación en la información genera desconfianza y provoca que los billetes legales existentes pierdan valor. Los ahorradores en libras esterlinas iban a sufrir un buen varapalo.
Por otra parte, la pérdida de credibilidad de una divisa se traduce en depreciación y, en consecuencia, las importaciones de ese país pasan a encarecerse. En resumen, un conjunto de efectos muy nocivos para la economía de un país.
Aunque, como decíamos, en apariencia pueda sorprender que el lanzamiento de billetes desde un avión sea un arma contundente, lo cierto es que hacerle frente es realmente complicado y sus efectos, devastadores.
Dada esta experiencia y el conocimiento de sus efectos, se esperaría que las economías estuvieran resguardadas con férreas regulaciones monetarias para evitar procesos similares. No obstante, no hace falta irse muy lejos para encontrar un ejemplo que nos atañe directamente.
Tras la guerra de Irak del 2004 y ante la necesidad de financiación de la balanza comercial de Estados Unidos, casi tres trillones de dólares, se popularizó la ingeniería financiera americana que revolucionaba los mercados de activos de todo el mundo.
Esta ingeniería financiera, que supuestamente aprovechaba las ganancias de una globalización más intensa, en realidad, se dedicaba a camuflar hipotecas sin garantías en activos de inversión. Todo bien mezclado para no poder distinguir el trigo de la paja.
Por otra parte, esta ingeniería basada en mezclar activos sin garantía que los respaldara no distaba de la estrategia de los nazis de crear libras esterlinas y lanzarlas en el Reino Unido. Desde entonces, se inundaron los mercados internacionales de activos tóxicos sin poder discriminar exactamente su ubicación pero conociendo su cuantía, casi tres trillones de dólares.
Las reacciones de las autoridades monetarias y de los gobiernos han sido las de aceptar la toxicidad de las carteras y realizar una digestión lenta y pesada de estos activos socializando las pérdidas con todos los efectos que ha conllevado.
Desde la crisis subprime del 2008 hasta la fecha actual, las economías se han resentido, los sistemas bancarios cerraron crédito estrangulando la economía real en un partida de póker en la que ninguna entidad quería revelar la toxicidad de sus carteras y, sobre todo, las grandes perjudicadas han sido las economías familiares sufriendo de manera más intensa todo el impacto.
Lamentablemente, cuando a inicios del presente siglo en un mundo globalizado y controlado por Occidente, creímos que ningún enemigo podría usar un arma económica como la planeada por los nazis, resultaron ser las propias instituciones bancarias de nuestros aliados las que desarrollaron la ingeniería financiera que desestabilizarían las economías industrializadas y que, sin lugar a dudas, hubiera sido la envidia del propio Bernhard de las SS.
Así pues, cuando nos sorprenda que lanzar libras esterlinas desde un avión haya podido considerarse una poderosa arma para desestabilizar una economía simplemente tendremos que recordar que, en gran parte, el origen de la crisis subprime del 2008 tiene los mismos fundamentos…y para colmo, se llevaban comisión.

3 oct 2016

Inteligencia Artificial: La carrera por crear una nueva especie

La experiencia histórica nos enseña que nos podemos rechazar nunca la posibilidad de algo, pero lo cierto es que, si nos atenemos a los datos actuales y a los procedimientos que se están siguiendo para investigar en el campo de la Inteligencia Artificial, se trata de una carrera que no parece que vaya a tener éxito.
Es seguro que podremos conseguir que una máquina actúe o hable de manera que parezca un humano, porque simule modos de comportamiento preestablecidos y tal vez de una variedad asombrosa, pero eso no es inteligencia.

La Inteligencia Artificial (la buena, la de verdad) no está en el horizonte

Es preciso plantear ciertas diferencias importantes. Existen ordenadores que son capaces de jugar a las damas sin cometer ningún error. Sí, como lo oyen, simplemente de manera perfecta. También a otros juegos sencillos como al tres en raya. El motivo es que sus programadores han establecido todas las posibilidades del juego y han creado un modelo que selecciona siempre la mejor jugada. La máquina “parece” que piensa, pero en realidad no lo hace: sigue con precisión un algoritmo que se ha elaborado magníficamente y que le lleva implacablemente hacia el siguiente movimiento.
Estamos de acuerdo en que algo así es asombroso, pero también tendremos que estarlo en que se puede conseguir porque el número de posibilidades es cuantificable y se puede jerarquizar. Hablamos de habas contadas.
Pensemos, por ejemplo, en el juego del ajedrez. Los avances que se han producido en los últimos tiempos han sido increíbles, pero también nos hemos dado cuenta de que no se puede preparar una computadora que seleccione el mejor movimiento posible sin margen de error.
Un jugador humano experimentado, o un profesional, es capaz de tener conocimientos precisos sobre jugadas y seguir líneas de juego bastante largas, pero en este punto la máquina tendrá la ventaja de que puede profundizar en todas las posibilidades y nunca olvida ni descuida nada. El problema es que el ajedrez es increíblemente complejo y por muy veloz que sea el procesador que siga “todas” las líneas de juego, empleará demasiado tiempo para que el juego sea interesante.
El jugador humano actúa de otra manera. Ha aprendido gracias a la experiencia que ciertos desarrollos no llevan a ninguna parte y selecciona sólo algunas posibilidades para analizarlas, según su estilo de juego o la estrategia que quiere seguir y que, además, adapta a su contrincante.
Aquí es donde el ordenador tiene las de perder. Incluso los mejores programas, a los que ni usted ni yo ganaríamos nunca, llegan a quedar en ridículo si juegan una y otra vez contra un humano cualificado, porque nosotros somos capaces de aprender de nuestra experiencia mucho más deprisa que los procesadores.
De todas formas, que la máquina sea capaz de ganar al ajedrez no es una prueba de que piense: de hecho no pensará como una persona, sino según una serie de criterios que son adecuados para jugar al ajedrez, pero que sólo sirven para eso. Como decíamos:parece inteligencia, pero no lo es.
El gran matemático y físico Hilary Putnam, implicado él mismo en desarrollos de Inteligencia Artificial durante muchos años, insiste en que lo que un ordenador puede hacer está muy lejos de parecerse a nuestro pensamiento. Es posible que una máquina que cuente con el suficiente tiempo (lo cuantifica aproximadamente en 5.000 años) aprenda cualquier regularidad, es decir, descubra las reglas recurrentes o leyes que regulan la naturaleza, pero no porque “piense”, sino por acumulación de datos.
Los seres humanos, por ejemplo los científicos, no tenemos tanto tiempo y precisamente por eso pensamos de forma intuitiva, creativa e inductiva: tenemos preferencia por las explicaciones más sencillas y más claras, seleccionamos gracias a la experiencia las posibilidades más prometedoras y agrupamos el conocimiento a través de asociaciones de las que surge la creatividad. Podríamos decir que los humanos somos geniales y que las máquinas son precisas, metódicas, pero en ningún caso creativas.

No sabemos cómo hacerlo, al menos todavía

Por utilizar una cita del propio Putnam: “no tenemos ni idea, ni siquiera un indicio, sobre cómo programar una máquina para que emita esa clase de juicios [inductivos]. Nunca se ha compuesto un programa serio a tiempo real para hacer inferencias inductivas; o sea, para aprender de la experiencia”.
Ahora bien, con la llegada del “internet de las cosas” nos vamos a encontrar aparatos de uso cotidiano que parecerá que piensan por sí mismos, y también habrá robot de forma humana más o menos conseguida que lograrán simular el pensamiento, pero no pensar. Y la diferencia es capital, porque un elemento mecánico dotado de inteligencia, libertad, personalidad, etc., sería una nueva especie y, lo que es más importante, sólo podrá acceder a un nivel como el que hemos descrito si es también un ser espiritual.
¿Llegará la ciencia a alcanzar una capacidad semejante?