19 sept 2013

EL HOMBRE, UN YO Y TU, ESPÍRITU ENCARNADO. SANTO TOMAS DE AQUINO.




Pese a ser teólogo y estar obligado, por tanto, a saber del hombre real, del que dice “yo” y al que se le dice “tú”, con él, como con Aristóteles, el hombre habla “siempre, en cierto modo, en tercera persona”. Verdad que en el sistema cósmico del de Aquino el hombre representa una especie de índole muy particular, puesto que en él el alma humana, que es el último de los espíritus, se halla unida sustancialmente con el cuerpo humano, que es la suprema cosa corpórea, de suerte que aparece como “el horizonte y línea divisoria entre la naturaleza espiritual y la corpórea”.

Pero Santo Tomas no conoce un problema especial ni una problemática particular del ser humano, tales como los sintió y expresó Agustín con el corazón angustiado. De nuevo vuelve a reposar el problema antropológico: en el hombre aposentado y nada problemático, el menor anhelo interrogante en busca de una confrontación consigo mismo es aquietado prontamente.



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